jueves, 16 de julio de 2020

Camino al receso


Camino al receso 

El 19 de marzo el Presidente de la Nación anunciaba el inicio de una cuarentena obligatoria. Por lo tanto,  a la mañana siguiente no iríamos a la escuela, ni  en los próximos 15 días, ni en los próximos meses.

 Adecuándonos a nuevos y distintos hábitos de higiene, distanciamiento social y una nueva forma de vivir donde el barbijo comenzó a ser la sonrisa común  en todos, el alcohol se convirtió en nuestro perfume, los besos y abrazos dejaron de ser transmisores de sentimientos y emociones por ser un trasmisor del virus Covid-19; el aula virtual fue el nuevo espacio para alumnos, docentes y padres; las familias se transformaron en nuestros nuevos maestros y guías de estudio.

Fue extraño ver plazas sin niños, escuelas sin alumnos, sábados sin amigos, negocios sin clientes y la mesa larga de los domingos sin familiares.

Fue difícil quedarnos encerrados y entender que era necesario para nuestra salud y nuestra vida y consecuentemente que nuestras emociones fueran como una montaña rusa. El lunes expectantes, el martes enojados o frustrados, el miércoles tristes o angustiados, el jueves ansiosos, el viernes alegres u optimistas.  Así, tuvimos que entender  la pandemia y  no como  un simple virus llamado Coronavirus.

La escuela, la segunda casa; los docentes, los segundos padres y  los alumnos, todos protagonistas de una manera distinta de enseñar y  de aprender. Todos y cada uno debimos experimentar  el comunicarnos vía mail, classroon, zoom y hasta wsp. El número del profe ya no era un incógnito, ¡ era un recurso!  “Profe, no entendí la 2, ¿me explica?” y aun con nuestros horarios cambiados por la ansiedad e incertidumbre, aun en la comodidad de casa con una vida propia, el profe con la compu encendida, el mail y el wsp abierto ante cualquier consulta entre  sus cientos de alumnos, respondía: “Sí, decime tu nombre y curso…” y salía entonces el audio explicativo.

Ustedes en casa, leyendo los trabajos a través del celu o de una netbook; tratando de sacar captura a las hojas y enviarlas cuando tuvieran acceso por un ratito a los datos móviles, porque los hermanitos también tenían que cumplir y no todos gozamos del servicio de internet en casa.

Algunos, con la suerte de tener el acompañamiento de la familia, ya sea porque los padres trabajan o porque  les es difícil repartir el tiempo de tareas entre los hermanos.

Siempre tratando de Cumplir con todas las materias, porque todos los profes suben tarea los lunes.  Y de tantos lunes, después de tantas fases de aislamiento,  llegó el receso.

El receso escolar, aquel que nos permitirá nutrir nuestras mentes y corazón de aquello que nos satisfaga. No más tareas, no más reuniones o video llamadas, no mas comunicados o llamados de atención de los profes: no mas cálculos, ni lecturas, ni fechas, ni mapas! No más conexión, sino Desconexión, solo para reiniciarnos.

Seguiremos con nuestras sonrisas debajo del barbijo, seguiremos con el olor del alcohol, sin ver a nuestros afectos, sin darnos un beso o un abrazo pero con la convicción de que el esfuerzo realizado durante todo este tiempo ah sido con el objetivo de vivir y crecer, porque aprender es una tarea eterna que nos llevará a ser grandes.

Hasta el próximo artículo, amig@s!

La voz es efímera frente a las acciones

 


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