Duelo amoroso:"Espero curarme de ti"

El siguiente poema de Jaime Sabines, refleja la necesidad de soltar aquello que no nos pertenece, el darse un poco más de tiempo con la sola esperanza de que algo produzca un cambio y evitemos el dolor que causa el desamor, hasta haberlo dado todo.
Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).
Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.
Todos alguna vez hemos tenido que superar un duelo amoroso y buscar los recursos para lograr sobrellevarlo. Tal proceso, doloroso y difícil, debe ser transitado para sanar. Esto no significa que se deba olvidar, sino por el contrario, aceptar lo vivido como parte de la experiencia y el aprendizaje que permitirá seguir adelante con la vida.
Al final de toda relación, se tiene la convicción de que el mundo se termina y no hay posibilidad de seguir adelante, Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón, expresa Sabines en su poema.
Si bien, nos aferramos a lo bueno como mecanismo de defensa para no sufrir, luego sucede de la misma manera con lo malo. Es en este punto es cuando se refleja el apego que se construyó hacía esa persona. Entonces, se debe trabajar en el desapego, que implica dejar fluir lo bueno y lo malo; dejar atrás una relación que seguramente provocaba sufrimiento.
Según la psicología, el duelo es un estado en el que se siente que algo se ha perdido, ya sea una persona, un objeto preciado o una situación. En cuanto al amor, hay fases por las que se transita y que no necesariamente deben seguir un orden. Esto dependerá de múltiples factores como el tiempo e intensidad de la relación, la persona y la experiencia vivida de cada uno. Conozcamos cuáles son los estados que se experimentan tras una ruptura.
Fase de negación y aislamiento
Esta fase se caracteriza porque la persona niega la realidad y actúa como si todo continuara igual. Es una etapa generalmente breve, que suele ocurrir como forma de protección, pues el impacto de la ruptura es tan grande que cuesta asimilarlo. "Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad". En esta etapa es importante que el individuo sea consciente de las emociones que siente y el motivo por el cual están ahí. Es necesario que vea la situación de la manera más objetiva para obtener más claridad.
Fase de ira
Esta fase se caracteriza porque la persona siente una rabia y una ira muy fuerte hacia la persona que la ha dejado. Si en la fase anterior la persona no quería aceptar la realidad, ahora siente una tremenda frustración por lo que ha ocurrido y culpa al otro de los males de la pareja "Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama". Entonces suele aparecer la venganza. En ocasiones, ocurre también que, ante esta situación, la rabia se dirija hacia uno mismo o las personas a su alrededor como modo de desprenderse de lo idílico.
Fase de negociación
Este estado puede ser realmente peligroso si no se gestiona bien, pues en un intento de aceptar la situación y acercarse a la otra persona de nuevo, se puede cometer el error de tratar de hacer cualquier cosa por recuperar la relación. Un mal acercamiento puede arruinar de nuevo la situación, e incluso empeorarla, "¿Te parece bien que te quiera nada más una semana?".
Fase de depresión
En esta etapa la persona pierde la esperanza de recuperar a esa persona que realmente ha amado. Comienza a ser objetivo y a darse cuenta de que no hay marcha atrás. "Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto". Por lo que se siente realmente apenado ante la pérdida de quien fue tan especial para él o ella.
Fase de aceptación
Tras la tristeza de la fase anterior, la persona comienza a visualizar un nuevo futuro. Acepta que la relación se acabó y que lo que no pudo ser, no será. "Sólo quiero una semana para entender las cosas". Ya no busca estar con la otra persona y se siente en paz y preparado para conocer a una nueva pareja.
Es fundamental tener en cuenta que los estadios pueden alternarse, pero indefectiblemente se transitan todos y cada uno. No puede establecerse un tiempo determinado de superación, ya que dependerá de la persona. Lo que sí es importante buscar ayuda, compañía y contención; en estos casos la familia y amigos son pilares para transitar el momento. Pero la pregunta del millón es: “¿Cuánto tiempo estaré así?”. Y la verdad es que no se puede establecer un tiempo determinado para decir cuándo se podrá estar mejor tras una ruptura de pareja. Diferentes autores han establecido que el proceso de duelo por una ruptura de este tipo tiene una duración aproximada de entre seis meses y dos años. Y el tiempo de superación dependerá de los diferentes factores ya mencionados con antelación.
No obstante, se puede reconocer un estado y es que por fin se tiene la sensación de estar más días bien que mal. Se recupera el control de la vida: se sienten ganas de cuidarse, de dedicarse tiempo, de salir y conocer gente, porque seguramente es el momento en el que uno se siente preparado o preparada para iniciar una nueva relación. Después de un tiempo pensando que nunca más volveríamos a estar con alguien, es normal sentirse con dudas y miedos. La comparación de las posibles nuevas parejas con las anteriores es inevitable, pero no se puede omitir que cada persona y cada relación es diferente.
Y tras un arduo y doloroso período, aquí comienza una nueva etapa. El proceso de duelo por la ruptura ha finalizado. Es importante tener presente que las relaciones que han sido importantes para nosotros no se pueden olvidar, pero con el tiempo llega el momento en que se recuerda la relación sin dolor y se puede decir "pude curarme de tí".
@MacLoveFly
La voz es efímera frente a las acciones
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